“Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la practican” (Lc.11,28)

lunes, 23 de febrero de 2015

Guía para la lectura orante: Marcos 9,2-10



 
1.Oración Inicial: Danos tu Espíritu, Padre, para que en una verdadera conversión podamos recibir a tu Hijo que pasa por nuestra historia y así reconocerlo, nuestro pastor y maestro, como el Esposo que ofrece la vida por la humanidad. Danos una visión límpida, un corazón pronto para escuchar, danos el estar siempre preparados para colaborar en la alegría de nuestros hermanos. AMÉN. 
 
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: Después del anuncio de la pasión y del llamado al seguimiento, Marcos introduce el relato de la transfiguración.  Las severas y desconcertantes palabras de Jesús sobre el camino doloroso del Mesías y del discípulo provocan abatimiento y desilusión entre los suyos. Estos necesitan rehacerse, recobrar fuerzas y coraje. A ello se orienta la transfiguración sobre el monte. A tres discípulos se les otorga el privilegio de una experiencia singular, que les sirve de iluminación, aliento y exhortación: iluminación sobre la verdadera identidad y el destino último de Jesús; aliento para que los discípulos puedan recorrer el camino del Maestro. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Marcos 9,2-10: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Leerlo una segunda vez.

c.  Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. 

d.   ¿Qué dice el texto?

1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2)     ¿Dónde se encuentra Jesús? ¿Quiénes lo acompañan?
3)     ¿Quién habla?  ¿Qué dice?
4)     ¿Quienes aparecen en la escena?  ¿Qué significan esos personajes para los judíos?
5)     ¿Cuál es el mensaje de la voz del cielo para Jesús? ¿Y cuál es el mensaje para los discípulos?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? Seleccionar las preguntas más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

a)     ¿Necesito un alto en el camino - como el que proporcionó Jesús a sus tres discípulos en el monte Tabor - para verle transfigurado y transfigurar así también mi vida?
b)   Vamos por la vida caminando con gozo hacia el encuentro glorioso con Cristo resucitado; ¿Estamos dispuestos a asumir que a ese triunfo final sólo se llega pasando por la cruz, por el servicio, por la vida entregada por y a los hermanos(as)?, ¿O preferimos quedarnos en el monte (hacer tres tiendas) sin continuar hasta el Calvario?
c)     ¿Qué significa escuchar a Jesús hoy?
d)    ¿Cómo transfigurar hoy, la vida personal y familiar, y la vida comunitaria en nuestro barrio?
e)     ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo».

5. Compromiso: Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia: ¿A qué me compromete el “escuchar a Jesús”?  ¿Qué puedo cambiar en mi vida a partir de sus palabras y su vida?  Ofrecerle al Señor alguna actitud concreta para vivir en la semana. Llevamos una “palabra”. Tratar de tenerla en cuenta en todo momento y buscando un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Dios, Padre nuestro, que nos invitas a "escuchar a tu Hijo muy amado", Jesucristo; abre nuestros corazones para que sepamos recibir su Palabra con cariño y confianza, la pongamos por obra, y así lleguemos a participar un día de la plenitud de su felicidad gloriosa.  AMÉN. Padre Nuestro que estás en el cielo... 

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