“Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la practican” (Lc.11,28)

martes, 3 de marzo de 2015

Comentario bíblico a Jn 2, 13-25




1.  Sacrificios en el Templo: Con motivo de la fiesta, y para atender a las necesidades de los peregrinos, se organizaba en torno al templo, en el atrio de los gentiles, un gran mercado que ofrecía todo lo necesario para los sacrificios. Los más pudientes compraban ovejas o bueyes. Los menos afortunados adquirían palomas. La presencia de los cambistas era necesaria ya que las ofrendas debían hacerse en moneda judía, para evitar las efigies del emperador o de los dioses paganos que figuraban en otras clases de moneda. Era todo un negocio, sobre todo para la clase sacerdotal. El gesto de Jesús es interpretado como una acción profética en la tradición sinóptica, que cita a Isaías (Is 56,7) y a Jeremías (Jr 7,11). El texto de Juan cita a Zacarías (Zac 14,21), que hace referencia clara a los tiempos mesiánicos. Estos han llegado. Es la gran enseñanza que ofrece el evangelio de Juan: Jesús inaugura un tiempo nuevo en el campo de las relaciones del ser humano con Dios. Reemplaza al templo antiguo, que era la institución más significativa de Israel.

2.  "Los Judíos" en el Ev. de Juan:  El Evangelio de Juan tiene el carácter de un largo debate sobre la identidad de Jesús. En este debate cristológico está de una parte Jesús y de la otra "los Judíos". Pero este debate, más que la situación histórica del tiempo de Jesús, expresa la situación desarrollada hacia los años ochenta del primer siglo entre los seguidores de Jesús y los hebreos, que no lo han aceptado como Hijo de Dios y Mesías. Ciertamente, el enfrentamiento se inició ya durante el ministerio de Jesús. Pero la división entre los dos grupos, que étnicamente eran todos lo mismo y constituido por hebreos, se hizo definitiva cuando aquellos que no aceptaban a Jesús como Hijo de Dios y Mesías, sino que lo tenían como blasfemo, expulsaron a los seguidores de Jesús de las sinagogas, o sea, de la comunidad de fe hebraica (ver Jn 9, 22; 12,42; 16,2). Por tanto, "los Judíos" que encontramos a menudo en el cuarto evangelio no representan al pueblo hebreo. Son los elementos literarios en el debate cristológico que se desata en este evangelio. Ellos representan, no una raza, sino a aquellos que han tomado una posición clara de rechazo absoluto de Jesús. En una lectura actualizada del evangelio, "los Judíos" son todos aquellos que rechazan a Jesús, sea cual sea la nación o época a la que pertenezcan.
3. Los signos: Las curaciones y otras acciones taumatúrgicas de Jesús que los evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) llaman milagros o prodigios, Juan los llama signos. En cuanto que son signos señalan algo que va más allá de la acción que se ve. Ellos revelan el misterio de Jesús. Así, por ejemplo, la curación del ciego de nacimiento revela a Jesús como luz del mundo (Jn 8,12; 9, 1-41); la resurrección de Lázaro revela que Jesús es la resurrección y la vida (ver Jn 11, 1-45). En nuestra narración  los "Judíos" piden un signo en el sentido de una prueba, que autentificara las palabras y acciones de Jesús. Pero en el cuarto evangelio, Jesús no obra signos como pruebas que garanticen la fe. Una fe basada en los signos no es suficiente. Es sólo una fe incipiente que puede conducir a la verdadera fe (ver Jn 20.30-31), pero que también puede no tener éxito (ver Jn 6,26).  El evangelio de Juan nos pide que vayamos más allá de los signos, de no quedarnos en lo maravilloso, sino acoger el significado más profundo de revelación que los signos quieren indicar.
4. Jesús nuevo Templo  El templo de Jerusalén era el lugar de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Sin embargo, los profetas insistieron incesantemente en que no bastaba acceder al templo y ofrecer sacrificios para ser agradables a Dios (ver Is 1,10-17; Jer 7, 1-28; Am 4, 4-5; 5, 21-27). Dios pide la obediencia y una vida moralmente recta y justa. Si el culto exterior no expresa estas posturas vitales, es vacío (ver 1 Sam 15, 22). Jesús se injerta en esta tradición profética de purificación del culto (ver Zac 14, 21 y Mal 3,1 para la acción del futuro "Mesías" a este respecto). Los discípulos lo admiran por esto y rápidamente piensan que por este modo de comportarse tendrá que sufrir en la persona como Jeremías (ver Jr 26, 1-15) y los otros profetas. Pero para el evangelio de Juan la acción de Jesús es más que un gesto profético de celo por Dios. Es un signo que prefigura y anuncia el gran signo de la muerte y resurrección de Jesús. Más que una purificación, lo que hace Jesús es anunciar la abolición del templo y del culto allí celebrado, porque ya el lugar de la presencia de Dios es el cuerpo glorificado de Jesús (ver Jn 1,51; 4, 23).
5. Muchos creen en Jesús. Los milagros-signos que hace Jesús carecen de importancia si no llevan a la fe. Cuando la gente preguntó a Jesús qué obras debía realizar para cumplir la voluntad de Dios, él contestó: la única obra es la fe (6,29). Aquí se manifiesta Jesús sobre la necesidad de la fe en la palabra (2,23-25). Si el entusiasmo suscitado por Jesús no lleva a la fe verdadera, a la que se apoya en su palabra, es como rocío mañanero, no sirve de nada. El milagro puede suscitar la fe si se convierte en signo; si se descubre a Dios actuando en él; si el milagro es otro medio de predicación, como lo fue en tiempos de Jesús. Siempre será muy precaria una fe que necesita de los milagros como soporte de la misma (7,31; 10,42; 14,11). La bienaventuranza de la fe va dirigida a aquellos que creyeron sin haber visto (20,29), fiándose de su palabra o del testimonio apostólico (4,48).

Guión para la lectura orante de Juan 2,13-25





1. Oración Inicial: Espíritu Santo de Dios, fuiste enviado por Jesús para conducirnos a la verdad total; abre nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Haz que aprendamos a escuchar con un corazón bueno y abierto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir fruto con nuestra perseverancia. AMÉN. 
2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Los otros evangelios sitúan este relato en la última semana de la vida de Jesús. Juan ha anticipado este relato debido a su carácter programático. El evangelista quiere mostrar desde el principio que Jesús inaugura un tiempo nuevo en las relaciones del ser humano con Dios. Jesús reemplaza al templo antiguo, representativo de todo el judaísmo, incluida la ley, y se presenta como el verdadero templo, el lugar del encuentro entre Dios y los seres humanos. La pascua de Jesús –restauración del templo destruido lo pondrá de relieve. Entonces, a la luz del Espíritu, sus discípulos comprenderán el sentido de estas palabras suyas.  Los vs.23-25 son una especie de resumen de la actividad o enseñanza de Jesús, y de las reacciones positivas que provoca; pero al mismo tiempo se exponen las serias reservas de Jesús frente a una fe inicial entusiasmada por lo extraordinario. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 2,13-25: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. 
d. ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2)     En el texto, ¿Dónde se encuentra Jesús? ¿Qué significaba el Templo para los judíos?
3)     ¿Cuál es la reacción de Jesús cuando ve lo que sucede allí?  ¿Por qué lo hace?
4)     ¿Qué le cuestionan los judíos? ¿Qué dice Él?
5)   “Muchos creyeron en Jesús al ver los signos que realizaba.”  ¿Cómo reacciona Jesús frente a esta fe inicial entusiasmada por lo extraordinario?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Soy capaz de confiarme a Dios completamente en un acto de fe o pido siempre signos extraordinarios o milagros?
b)    Dios me proporciona muchos signos de su presencia en mi vida.  Señalar algunos.
c)     ¿Cómo sacar a los mercaderes de nuestra propia vivienda?
d)   En Latinoamérica el 20% de la población acapara el 80% de los recursos y ese 20% más rico dice ser cristiano.  ¿Qué pensar del "Templo" cristiano hoy?
e)   ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había pronunciado».
5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Que nuestra conducta esta semana sea un signo de la presencia de Cristo. Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.
6. Oración final: Oh Padre, Tú has constituido a tu Hijo Jesús templo nuevo de la nueva y definitiva alianza, construido no por manos de seres humanos sino del Espíritu Santo. Haz que, acogiendo con fe su Palabra, vivamos en Él y podamos así adorarte en espíritu y verdad. Abre nuestros ojos a las necesidades de nuestros hermanos(as) que son miembros del cuerpo de Cristo, para que sirviendo a ellos te demos el verdadero culto que tú deseas. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.  

lunes, 23 de febrero de 2015

Comentario bíblico: Marcos 9,2-10





1. Contexto: El anuncio de la pasión sumergió a los discípulos en una profunda crisis. Ellos se encontraban en medio de los pobres, pero en sus cabezas todo era confusión, perdidos como estaban en la propaganda del gobierno y en la religión oficial de la época (8,15). La religión oficial enseñaba que el Mesías sería glorioso y victorioso. Y es por esto por lo que Pedro reacciona con mucha fuerza contra la cruz (8,32) Un condenado a la muerte de cruz no podía ser el Mesías, al contrario, según la Ley de Dios, debía ser considerado como un “maldito de Dios” (Dt 21,22-23). Ante esto, la experiencia de la Transfiguración de Jesús podía ayudar a los discípulos a superar el trauma de la Cruz. En efecto, en la Transfiguración, Jesús aparece en la gloria, y habla con Moisés y con Elías de su Pasión y Muerte (Lc 9,31). El camino de la gloria pasa por tanto por la cruz.

En los años 70, cuando Marcos escribe su evangelio, la cruz constituía un gran impedimento para la aceptación de Jesús como Mesías por parte de los judíos. ¿Cómo podía ser que un crucificado, muerto como un marginado, pudiese ser el gran Mesías esperado por siglos de los pueblos? La cruz era un impedimento para creer en Jesús. “La cruz es un escándalo” decían (1Cor 1,23). Las comunidades no sabían cómo responder a las preguntas críticas de los judíos. Uno de los mayores esfuerzos de los primeros cristianos consistía en ayudar a las personas a comprender que la cruz no era un escándalo, ni locura, antes bien, era la expresión del poder y de la sabiduría de Dios (1Cor 1,22-31). El evangelio de Marcos contribuye a este esfuerzo. Se sirve de textos del Primer Testamento para describir la escena de la Transfiguración. Ilumina los hechos de la vida de Jesús y muestra que en Jesús se ven realizadas las profecías y que la Cruz es el camino que conduce a la gloria. ¡Y no sólo la cruz de Jesús era un problema! En los años 70 la cruz de la persecución formaba parte de la vida de los cristianos. En efecto, poco tiempo antes, Nerón había desencadenado la persecución y hubo muchos muertos. Hasta hoy, muchas personas sufren porque son cristianos y porque viven el evangelio. ¿Cómo afrontar la cruz? ¿Qué significado tiene?

2. La voz del cielo (9,7): Apenas Jesús queda envuelto en la gloria, una voz del cielo dice: “Este es mi Hijo predilecto. Escúchenlo. La expresión “Hijo predilecto” evoca la figura del Mesías Siervo, anunciado por el profeta Isaías (cf. Is 42,1). La expresión  Escúchenlo” evoca la profecía que prometía la llegada de un nuevo Moisés (cf. Dt 18,15). En Jesús, se están realizando las profecías del Primer Testamento. Los discípulos no podían dudarlo. Los cristianos de los años 70 no podían dudarlo. Jesús es verdaderamente el Mesías glorioso, pero el camino de la gloria pasa por la cruz, según el anuncio dado en la profecía del Siervo (Is 53,3-9). La gloria de la Transfiguración es la prueba. Moisés y Elías lo confirman. El Padre es el garante. Jesús la acepta.

3. En medio de los conflictos con los fariseos y los herodianos (8,11-21), Jesús deja la Galilea y se dirige a la región de Cesárea de Filipo (8,27), donde comienza a preparar a sus discípulos. Por el camino, lanza una pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (8,27). Después de haber escuchado la respuesta que lo consideraban el Mesías, Jesús empieza a hablar de su Pasión y Muerte (Mc 8,31). Pedro reacciona: “¡No quiera Dios, Señor, que esto suceda!” (Mt 16,22). Jesús replica: “¡Lejos de mi Satanás” Tú me sirves de escándalo, porque no piensas según Dios, sino según los hombres!” (8,33). Fue un momento de crisis. Los discípulos presos por la idea de un Mesías glorioso (8, 32-33; 9,32), no comprenden la propuesta de Jesús y tratan de conducirla por otro camino. Estaba cercana la fiesta de las Tiendas, (cf. Lc 9,33), en la que la expectativa mesiánica popular por lo general acostumbraba a aumentar y mucho. Jesús sube a la montaña a orar (Lc 9,28). Vence la tentación por medio de la oración. La manifestación del Reino sería muy diferente de lo que la gente se imaginaba. La victoria del Siervo llegaría a través de la condena a muerte (Is 50,4-9; 53,1-12). La cruz aparece en el horizonte, no ya como una posibilidad, sino más bien como una certeza.

Guía para la lectura orante: Marcos 9,2-10



 
1.Oración Inicial: Danos tu Espíritu, Padre, para que en una verdadera conversión podamos recibir a tu Hijo que pasa por nuestra historia y así reconocerlo, nuestro pastor y maestro, como el Esposo que ofrece la vida por la humanidad. Danos una visión límpida, un corazón pronto para escuchar, danos el estar siempre preparados para colaborar en la alegría de nuestros hermanos. AMÉN. 
 
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: Después del anuncio de la pasión y del llamado al seguimiento, Marcos introduce el relato de la transfiguración.  Las severas y desconcertantes palabras de Jesús sobre el camino doloroso del Mesías y del discípulo provocan abatimiento y desilusión entre los suyos. Estos necesitan rehacerse, recobrar fuerzas y coraje. A ello se orienta la transfiguración sobre el monte. A tres discípulos se les otorga el privilegio de una experiencia singular, que les sirve de iluminación, aliento y exhortación: iluminación sobre la verdadera identidad y el destino último de Jesús; aliento para que los discípulos puedan recorrer el camino del Maestro. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Marcos 9,2-10: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Leerlo una segunda vez.

c.  Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. 

d.   ¿Qué dice el texto?

1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2)     ¿Dónde se encuentra Jesús? ¿Quiénes lo acompañan?
3)     ¿Quién habla?  ¿Qué dice?
4)     ¿Quienes aparecen en la escena?  ¿Qué significan esos personajes para los judíos?
5)     ¿Cuál es el mensaje de la voz del cielo para Jesús? ¿Y cuál es el mensaje para los discípulos?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? Seleccionar las preguntas más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

a)     ¿Necesito un alto en el camino - como el que proporcionó Jesús a sus tres discípulos en el monte Tabor - para verle transfigurado y transfigurar así también mi vida?
b)   Vamos por la vida caminando con gozo hacia el encuentro glorioso con Cristo resucitado; ¿Estamos dispuestos a asumir que a ese triunfo final sólo se llega pasando por la cruz, por el servicio, por la vida entregada por y a los hermanos(as)?, ¿O preferimos quedarnos en el monte (hacer tres tiendas) sin continuar hasta el Calvario?
c)     ¿Qué significa escuchar a Jesús hoy?
d)    ¿Cómo transfigurar hoy, la vida personal y familiar, y la vida comunitaria en nuestro barrio?
e)     ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo».

5. Compromiso: Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia: ¿A qué me compromete el “escuchar a Jesús”?  ¿Qué puedo cambiar en mi vida a partir de sus palabras y su vida?  Ofrecerle al Señor alguna actitud concreta para vivir en la semana. Llevamos una “palabra”. Tratar de tenerla en cuenta en todo momento y buscando un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Dios, Padre nuestro, que nos invitas a "escuchar a tu Hijo muy amado", Jesucristo; abre nuestros corazones para que sepamos recibir su Palabra con cariño y confianza, la pongamos por obra, y así lleguemos a participar un día de la plenitud de su felicidad gloriosa.  AMÉN. Padre Nuestro que estás en el cielo...